No tolero lo normal
como algo aceptable
y correcto,
pues en este
infame y grotesco
reinado del esperpento,
de confusión
sistemática
y planeada,
de desorden
corrupto
y manifiesto,
de cuatreros
atómicos y
sangrientos,
de arbitraria
y consciente
iniquidad,
de humanidad
pérfidamente
complaciente…
todo poder parece
manifiestamente
repudiable.